martes, 5 de diciembre de 2017

TEMA 2


La enseñanza de lenguas en el presente modelo educativo, nacional y autonómico


Los principales problemas de la enseñanza de lenguas extranjeras son:
·         Los problemas y limitaciones de la situación actual (expectativas de los objetivos fijados por la Unión Europea y el Estado español): La dicotomía entre las directivas comunitarias en materia de cohesión de los territorios europeos y, por otro lado la diseminación de competencias en materia educativa que han ocasionado una multiplicidad de políticas lingüísticas en las que se ha primado la enseñanza de algunas lenguas cooficiales en detrimento de políticas activas en materia educativa que incidan en la superación del tradicional déficit de conocimiento en lenguas extrajeras de la ciudadanía española.
·         Aspectos relacionados con el alumnado de secundaria como su edad y madurez; la situación familiar y los desequilibrios económicos/sociales; problemas de salud, discapacidad etc.
·         La necesidad de conseguir resultados externos contrastables en un contexto competitivo tanto para las pruebas de carácter nacional (las reválidas de ESO y Bachillerato) como para las de carácter internacional (Informe Pisa, OCDE…).
·         Las condiciones del mercado de trabajo que demandan un conocimiento práctico y eficaz de una lengua extranjera.
·         Las nuevas tecnologías y cómo emplearlas en el aula de manera eficaz y atractiva.
·         La competencia de métodos informales y transversales de aprendizaje de lenguas.
·         La presión de otros bloques lingüísticos en el contexto del mundo global.

Bajo mi punto de vista, el problema más grave es la necesidad de conseguir resultados externos contrastables, debido a que esto genera una presión al profesorado: sus alumnos deben conseguir superar con éxito estas pruebas por su propio bien (algunas de ellas determinan sus posibilidades de futuro como las pruebas de acceso a la Universidad) y también por el bien del propio profesor, puesto que la sociedad mesura el prestigio del docente y se cuestiona su profesionalidad en función de si su alumnado consigue los mejores resultados en este tipo de pruebas. Además, uno de los principales inconvenientes de las evaluaciones externas es que los estándares de evaluación institucional corresponden a un escenario ideal con un nivel de calidad deseada en el contexto nacional e internacional que no tiene por qué coincidir con la realidad y los instrumentos de evaluación se diseñan desde el exterior de los propios centros educativos.

Como comentábamos en el anterior párrafo, el principal aspecto negativo es la repercusión que tiene en el trabajo del docente, que en la mayor parte de los casos decide dejar de lado la programación que le gustaría llevar a cabo con el alumnado y emplea la metodología de carácter más tradicional y menos novedoso. Esto también implica que las clases se centren en que el alumnado adquiera los conocimientos necesarios para una buena realización de las pruebas, dejando de lado otros aspectos relacionados con la enseñanza de idiomas como pueden ser la interculturalidad, el multilingüismo, la cultura y tradiciones del país, etc. y centrándose en la gramática, vocabulario, etc. que son las destrezas que tradicionalmente se consideran «más importantes». Este aspecto está íntimamente relacionado con otro de los principales problemas del aprendizaje de lenguas: las condiciones del mercado de trabajo que demandan un conocimiento práctico y eficaz de una lengua extranjera. Bajo un prisma mercantilista se fomenta un aprendizaje utilitarista, es decir, que sea útil para la consecución de un trabajo para, de este modo, ser productivo. Podríamos decir, pues, que las pruebas externas fomentan esta visión de la educación, la de un mercado económico competitivo en el que se premia únicamente la excelencia y no los valores, el progreso en el aprendizaje, etc.

Cabe señalar que es realmente complicado buscar una solución a este problema tan arraigado en nuestra sociedad. Siempre han existido este tipo de pruebas y, de hecho, cada vez son más numerosas, porque se considera que estas pruebas realizan una evaluación más objetiva y ofrecen mayor credibilidad para sacar conclusiones. Cierto es que estas pruebas ofrecen un diagnóstico bastante acertado en relación al nivel de competencia del alumnado, pero en mi opinión, solamente deberían tener un carácter orientador (en la actualidad no todas estas pruebas lo tienen) y no debería influir en las decisiones metodológicas y curriculares del profesorado. Para ello se puede intentar reducir el impacto que generan en la sociedad y elaborar pruebas que no sólo midan el nivel de competencia lingüística, sino también los demás aspectos citados anteriormente.



A modo de conclusión podemos decir que existen varios problemas en la enseñanza de LE, de entre los cuáles destacamos la necesidad de conseguir resultados externos contrastables en un contexto competitivo debido a que generan una presión en el docente y en el alumnado que tiene una repercusión muy negativa en el trabajo de los profesores. Es, por lo tanto, imprescindible cambiar la concepción de estas pruebas y emplearlas únicamente con carácter diagnóstico.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en todo. Pero, si las pruebas han de tener mero carácter diagnóstico, ¿por qué han de ser tan tomadas en serio? ¿Cuál es en realidad la motivación que lleva a organismos internacionales a desarrollar informes con el famoso PISA?

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